¿La inteligencia artificial reemplazará a los profesores?
Si lo pensamos bien, la inteligencia artificial es una gran oportunidad para escuelas y universidades.
Comienza el curso y con él llegan nuevas ilusiones. Los colegios se llenan de niños, los grados de formación profesional cuentan con nuevas vocaciones con ganas de ponerse manos a la obra y las universidades reciben tanto a los temerosos recién llegados a primer curso como a los avezados estudiantes de los últimos que tienen ganas de terminar y salir a comerse el mundo. Pero entre toda esa agitación hay un grupo de personas que se mueven con preocupación. Son profesores que saben que este curso va a llegar algo que puede hacer que todo se vaya al traste: el despliegue masivo de la inteligencia artificial.
Bienvenidos a una nueva edición de Stakes, el lugar donde queremos reflexionar sobre la interacción entre la tecnología, la sostenibilidad y la democracia. Pensar sobre lo que está en juego. Hoy vamos a hablar de cómo la inteligencia artificial puede afectar a la educación.
La primera reacción ante una novedad de este tipo es prohibir. Es una decisión que puede tener sentido en el más corto plazo. Estamos hablando de dar la oportunidad a profesores, colegios, centros de formación y universidades de adaptarse. Pero ese tiempo va a durar muy poco. Tiene que durar muy poco porque la fuerza de los hechos se va a imponer rápidamente. Y para muestra lo que ocurrió en Japón, donde una encuesta publicada en junio de este año y realizada a más de 4000 estudiantes universitarios reveló que más del 30% habían utilizado ya ChatGPT y el 14% lo había hecho para resolver las tareas que les pusieron los profesores.
Las oportunidades
Puede que esto abra muchos debates pero lo importante es actuar. Hay que reaccionar con diligencia porque las ventajas que puede aportar la inteligencia artificial a la educación no son despreciables:
Equidad.
Sabemos que los estudiantes que tienen la posibilidad de acceder a profesores de refuerzo tienen mayores probabilidades de tener éxito en sus estudios. Imaginemos ahora que todos los estudiantes del mundo con acceso a un interfaz pudieran tener un profesor de refuerzo y que ese profesor sea igual para todo el mundo. Esa es una de las capacidades de la inteligencia artificial, servir como herramienta de refuerzo de la educación de los estudiantes que ayude a romper la barrera socioeconómica que lastra sus futuros. El otro día en la radio me preguntaron si esto va a hacer que los profesores de refuerzo vayan a perder su trabajo. Mi respuesta es que dudo mucho que quienes pueden pagar un profesor de refuerzo vaya a renunciar a él y que lo revolucionario va a ser que la inmensa mayoría de familias que no se lo pueden permitir va a poder contar con una herramienta que puede lograr que sus hijos no se queden atrás.
Adaptabilidad.
Todos tenemos el recuerdo de que en clase unos aprendían las cosas rápidamente y otros se quedaban estancados. Nada bueno ni para el que aprendía rápido -que se aburría y perdía el interés- y nada bueno para el que sabía que se estaba quedando atrás -que además de perder el ritmo veía agravada su ansiedad al darse cuenta de lo que estaba pasando-. Eso puede terminar. La inteligencia artificial puede ayudar a generar itinerarios de aprendizaje individualizados que permitan al avanzado seguir profundizando en otras áreas complementarias una vez adquiridas las destrezas básicas, dando respuesta a su curiosidad, y al mismo tiempo puede adaptar el modelo de enseñanza a las necesidades del estudiante que se queda rezagado hasta dar con su manera de aprender. Hay personas que aprenden escuchando, otras leyendo, otras a través de pictogramas, unos necesitan razonar y otros solo repetir. Por fin tenemos en nuestras manos una herramienta con el potencial de ofrecer estas adaptaciones.
Desarrollo de habilidades.
Sabemos que el modelo educativo dominante fue diseñado hace más de un siglo con el fin de dar lugar a trabajadores capaces de integrarse en el sistema fabril. Hoy necesitamos formar personas capaces de adaptarse a los cambios, con un fuerte sentido crítico y conscientes de los riesgos y oportunidades que el mundo les presenta. Esta es otra de las posibilidades que nos puede brindar la inteligencia artificial. Haciendo que los procesos más tediosos y las tareas repetitivas se conviertan algo del pasado, podemos ahora optimizar el tiempo de la formación en educar en capacidades que van a ser críticas para cualesquiera de los futuros que se nos puedan presentar.
Los riesgos
Sin embargo, en la reflexión sobre las ventajas que este nuevo tiempo va a traer a la educación también han surgido dudas. Existen cuestiones de las que, primero, debemos ser conscientes y, acto seguido, debemos abordar para proporcionarles una respuesta:
Desinformación.
La inteligencia artificial acarrea hoy en día el riesgo de la desinformación cuando proporciona información que no es real. Son las denominadas alucinaciones. Eso se convierte en un riesgo para la educación porque, aunque en ella hay siempre que cuestionar lo que se está aprendiendo, también se necesitan espacios seguros y comunes que den las bases para un entendimiento compartido de la realidad.
Sesgos.
Se trata todavía de un gran riesgo a la hora de usar IA en la educación. Los modelos de lenguaje están basados en el lenguaje y el contenido existente, este tiene sesgos en torno a la igualdad entre hombres y mujeres, el racismo, la xenofobia y tantos aspectos de la realidad. Así que la IA no hace más que repetirlos y retroalimentarlos. Las grandes compañías están haciendo esfuerzos por combatirlos, por ejemplo, a través de equipos de hackers rojos pero queda todavía mucho por solventar.
Privacidad.
La protección de los menores y, en general, de nuestra privacidad son dos cuestiones que deben estar entre las más altas de nuestras prioridades. Aunque parece que con los años hemos ido aceptando todo tipo de cesiones en redes sociales y plataformas, es algo por lo que hay que seguir luchando. La IA abre un nuevo frente para la protección de nuestra privacidad y nuestros datos personales porque, a día de hoy, estos modelos de lenguaje se alimentan de nuestra interacción. No podemos introducir forzosamente herramientas en la educación que no respeten la privacidad y la protección de nuestros datos personales.
¿Qué hacemos entonces?
Actuemos. Lo han hecho ya otros países como Corea del Sur. Su ministro de educación anunció el pasado mes de junio que Corea del Sur se convertiría en el primer país del mundo en integrar la inteligencia artificial en la educación. Lo harán con los alumnos de tercer grado, los que tienen entre 17 y 18 años y están a punto de graduarse.
La primera parte del plan se desplegará en 2025 y supondrá la enseñanza de matemáticas, informática, inglés y redacción de textos con la asistencia de una IA. Tres años después, en 2028, esperan desplegar el mismo sistema para la formación en ciencias, ciencias sociales y la lengua del país.
Tienen claro que los sistemas que desplieguen deben ser precisos en sus contenidos, no van a permitir que se conviertan en una herramienta para que escriba por el alumno como sí permiten ahora las aplicaciones actuales y, ante la polémica de qué hacer con los alumnos adelantados, esperan articular el sistema para no permitir que unos corran más que otros sino que buscarán el modo de que la IA sirva para acelerar a los alumnos rezagados.
Precisamente, Corea del Sur tiene un sistema educativo muy dependiente de los profesores de refuerzo. El gobierno ve en la inteligencia artificial una herramienta para cambiar esta realidad.
Así que el siguiente paso para nosotros, debería ser analizar cuales son las carencias de nuestro sistema educativo y estudiar si la inteligencia artificial puede ayudar a solventar alguno de ellos. Con esa información actuemos con premura y hagamos que la educación se convierta en la herramienta de progreso social que está llamada a ser: un espacio para aprender a hacernos las preguntas adecuadas, desarrollar nuestro sentido crítico, cuestionar la información que se nos proporciona, enfrentarnos a los sesgos y construir sociedades abiertas y libres.
Si lo pensamos bien, la inteligencia artificial es una gran oportunidad para escuelas y universidades. Los retos a los que se enfrenta el desarrollo de la inteligencia artificial en la educación y en tantos otros ámbitos, precisa ya de espacios donde se pueda analizar como proporcionar información veraz, lugares donde se pueda analizar cómo terminar con los sesgos y con la polarización, sitios desde los que pensar en cómo hacer que la tecnología sirva para mejorar la vida del individuo y de la sociedad. Esos espacios son las escuelas y, sobre todo, la Universidad.
La inteligencia artificial debe dejar de ser una preocupación para convertirse en una ocupación de nuestro sistema educativo. Es una gran oportunidad para la educación en abstracto y para escuelas y universidades, en concreto. La inteligencia artificial os necesita para convertirse en una herramienta más precisa, más inclusiva y más diversa.
Si quieres saber más, te invito a escuchar la edición de Territorio Tech de esta semana sobre educación e inteligencia artificial. Esta semana contamos con una invitada de lujo, Elena González, CEO de Clibrain y sus respuestas a los retos que nos plantea la IA no deberías perdértelas.
Recuerda que Territorio Tech va a estar todas las semanas en el programa de Julia Otero. Todos los jueves a las 16:30h en Onda Cero.