Más allá de las cumbres
Aquí va un post especial. Esta semana tuve el honor de recibir el premio Human Hub Sariak a toda mi carrera profesional. Os comparto una adaptación de las palabras que pronuncié en la ceremonia.
Me gusta mucho subir a la montaña. Si uno lo piensa, una carrera profesional es como una travesía de montaña.
Hay momentos de alcanzar grandes cumbres, como cuando mi startup Actuable creció hasta convertirse en la de más rápido crecimiento de la historia de nuestro país, o cuando la gente lograba victorias en Change.org una tras otra o cuándo, recientemente, aprobamos la ley de startups. Estos son los momentos que fácilmente se cuentan en cenas, reuniones o entrevistas, esos "grandes logros" que todos ven.
Pero al igual que en cualquier travesía, también uno transita los valles, esos momentos más íntimos, con emociones, dudas y pequeñas alegrías. Esas son las veces en las que un desconocido te da las gracias porque, gracias a tu trabajo, algo cambió.
Como cuando un amigo de un amigo, me quería invitar a comer. No sabía muy bien por qué hasta que en el transcurso del encuentro me contó el motivo. Acababa de salir del armario con su familia. La cosa no había ido bien. Su padre le espetó algo así como que en qué clase de hombre iba a acabar convirtiéndose. Este chico me contó que fue a su habitación a por una revista, la abrió por la mitad, la plantó frente a su padre y le dijo: “Voy a ser como él”, señalando un reportaje que me habían hecho en El País Semanal. Me quería dar las gracias por haber sido ejemplo cuando él más lo necesitó. Me brotaron las lágrimas y la sonrisa.
Muchos aquí habéis vivido esos dos extremos: la épica de los logros y la lírica de las emociones. Y creo que todos tenemos en común el haber aprendido en este viaje que, al final del día, lo que realmente cuenta, lo que nos llena, es el impacto que hemos tenido en la vida de las personas. No se trata de cuántos logros tenemos a las espaldas o de cuántos premios llenan la estantería, sino de cuántas vidas hemos tocado, de cuánto hemos contribuido a mejorar el mundo a nuestro alrededor.
Estos logros y estás alegrías, al igual que las cumbres y los valles en una expedición, son siempre el resultado de esfuerzos colectivos. Así que lo primero es reconocer que este homenaje es en realidad para todos aquellos y aquellas que me han acompañado en este camino.
Doy las gracias pero permitidme que no lo considere como un reconocimiento a un individuo, sino como un testimonio de lo que podemos lograr colectivamente. Es un recordatorio de que, cuando trabajamos juntos, nuestro trabajo y dedicación pueden tener un impacto real en la sociedad.
Todos y todas las que estáis aquí sois para mí un ejemplo para seguir comprometido. Me comprometo. Me comprometo a no ver el éxito y el fracaso como finales, sino como hitos en un largo camino de impacto. Porque, al final del camino, la medida de nuestra grandeza será la de los pequeños cambios que logremos.
Gracias por vuestra perseverancia, por vuestro compromiso y por demostrar que construir un futuro mejor es posible.
Continuemos el viaje.