Sprays y espejos en el espacio. ¿Qué podría salir mal?
¡Qué calor hace! Cada día notamos que las temperaturas son más altas. Lo sabemos. El cambio climático es una realidad y habrá que hacer algo para mitigarlo. Pero algunas iniciativas son un poco...
Como sabéis, estoy dedicando tiempo a leer y compartir acerca del posicionamiento estratégico de Europa para los próximos años desde los puntos de vista de la tecnología, el medioambiente y la democracia. Mientras leía, vi que en el informe entraba en consideración un concepto que no es ampliamente conocido así que aquí viene este refrescante spin off.
¡Qué calor hace! Cada día notamos que las temperaturas son más altas. Ya no necesitamos ver el gráfico Ed Hawkins sobre las temperaturas medias de los últimos dos milenios que muestra cómo alcanzamos nuevos máximos año a año. Lo sabemos. El cambio climático es una realidad y habrá que hacer algo para mitigarlo.
Hoy no vamos a hablar de lo que toca hacer. Hoy no vamos a hablar de reducir la emisión dióxido de carbono (CO2) o de metano (CH4). Sino que quiero dedicar unas líneas a otras soluciones que son muy llamativas -un poco alocadas dirían otros- y que es necesario comprender para poder valorar no solo las oportunidades que ofrecen sino, particularmente, sus riesgos. Hablemos de la geoingeniería.
¿Qué es la geoingeniería?
La geoingeniería es una técnica que busca intervenir en el clima y en los ecosistemas de la Tierra para modificar sus tendencias a largo plazo. Hay propuestas de geoingeniería enfocadas en dos objetivos principales: revertir el calentamiento global y eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera. Teóricamente, también se podrían aplicar técnicas de geoingeniería a gran escala para alterar cualquier otro estado del medio ambiente, como la acidificación del océano, el deshielo del Ártico o las erupciones volcánicas.
Qué interesante, cuéntame más.
Pues a día de hoy existen dos grandes ramas de la geoingeniería: la captura de carbono y la geoingeniería solar.
La primera es la menos polémica. Al fin y al cabo estamos hablando de retirar el CO2 de la atmósfera a través de técnicas muy fáciles de entender: la reforestación, la forestación (que no es más que plantar árboles allí donde no ha habido bosques o no los ha habido en mucho tiempo), la recuperación de los bosques existentes y la captura de carbono en forma de biomasa. Otros métodos el enterrar bajo tierra el carbono previamente extraído del aire o la fertilización de los océanos para fomentar la reproducción de fitoplancton que absorbe el dióxido de carbono.
La segunda es algo más estrambótica. Cuando hablamos de geoingeniería solar estamos hablando de algo también denominado como Gestión de la Radiación Solar (SRM por sus siglas en inglés). Se trata en definitiva de conseguir que llegue menos luz solar a la tierra y por lo tanto que el calentamiento sea menor.
La cuestión aquí está en los métodos. Éstos van desde echar agua marina a las nubes para que sean más brillantes y reflejen más luz, las inyecciones de aerosoles en la estratosfera cuyas moléculas generarían el mismo efecto o, incluso, el poner espejos gigantes en el espacio para reflejar la luz. ¿De película, verdad? Me he dejado lo más razonable para el final como es pintar los tejados de colores claros o el usar materiales claros en las ciudades para repeler el calor en lugar de absorberlo. ¡Para qué arruinar la fiesta!
Sprays y espejos ¿Qué podría salir mal?
Pues sí, lo estás intuyendo: muchas cosas. De hecho, existe una crítica generalizada a las geoingeniería porque se trata de una serie de técnicas poco convencionales, no probadas y, desde todos los ángulos, arriesgadas que no hacen más que intentar ocultar el problema real que debemos atender. La crítica, por lo tanto, no es solo en términos técnicos sino que es, también, una crítica moral.
El shock terminal
De manera específica, la geoingeniería solar recibe una crítica con un nombre realmente impactante: el shock terminal. ¿A qué se refiere? Pongamos que varias de estas técnicas se ponen en marcha: echamos spray por la estratosfera, subimos todo tipo de espejos al espacio y los ponemos en órbita, hacemos que las nubes sean más brillantes y reflejen la luz de sol. Y pongamos que funciona. La tierra deja de calentarse porque el sol ya no calienta tanto el planeta. Lo hemos conseguido. Eso sí, lo hemos conseguido con una enorme coordinación entre países, con enormes costes de puesta en marcha e ingentes esfuerzos para mantener los rayos del sol fuera de nuestro planeta ¿Qué pasaría si los países dejaran de coordinarse y mantener los esfuerzos?¿O si los espejos sufrieran un ataque terrorista?¿O si un desastre natural acaba con todo el tinglado? Algunos estudios lo tienen claro: las temperaturas empezarían a subir muy rápidamente y causarían daños irreversibles. Es lo que llaman el shock terminal.
El dilema moral
La cuestión es que se trabaja ya en maneras de mitigar esos riesgos para ver si la geoingeniería solar podría ser viable. Pero esos esfuerzos -técnicos- no abordan una cuestión todavía más importante. Otra barrera a su desarrollo: la crítica de que se trata de una práctica inmoral.
La geoingeniería, además de implicar riesgos, ser potencialmente inefectiva y financieramente insostenible; suscita un dilema: el dilema moral de invertir esfuerzos en una línea de acción inmadura cuando tenemos certeza acerca de las causas y las acciones que debemos llevar acabo para terminar con el problema real. Dejar de emitir gases de efecto invernadero, vamos.
En conclusión
En conclusión, la geoingeniería es una técnica que busca intervenir en el clima y en los ecosistemas de la Tierra para modificar sus tendencias a largo plazo. Si bien existen soluciones interesantes como la captura de carbono y la geoingeniería solar, estas técnicas son poco convencionales y arriesgadas, lo que ha generado críticas no solo en términos técnicos sino también en términos morales.
Es importante comprender tanto las oportunidades que ofrecen como los riesgos asociados para tomar decisiones informadas y responsables sobre el futuro del planeta.
¿Y tú qué opinas?¿Crees que las técnicas planteadas hoy por la ingeniería son interesantes?¿De qué lado del dilema estás?¿Hay que enfocarse en las causas del calentamiento global o aceptar que no hay nada que hacer y buscar soluciones distintas?